lunes, 26 de febrero de 2018

DES-PA-TO-LO-GI-ZA-CIÓN TRANS Y AFASIA INSTITUCIONAL

Artículo para la Directa en castellano.


Des-pa-to-lo-gi-za-ción trans* y afasia institucional:
cuando conoces la palabra pero no consigues pronunciarla.
Artículo para la Directa, 13.02.2018 - Nac Bremón.

Mientras se mantenga la cuestión trans sujeta a una categoría clínica, es decir, como una enfermedad o anomalía que debe ser curada o corregida a través de la modificación de los cuerpos y la normativización de las mentes, las identidades trans seguirán siendo una cuestión médica y no lo que son: una diversidad social. Por tanto, para dar un final al artículo de opinión sobre actualidad trans que prácticamente no he comenzado diré que la despatologización es, a día de hoy, una palabra difícil de pronunciar y no un hecho que celebrar.

La dificultad de la pronunciación no reside solo en la propia palabra, sino en introducir en la misma frase “despatologización” y “transexualidad”. Esto no ocurre solo en las sociedades científicas, también crea especial dificultad en departamentos educativos, legislativos, laborales y sociales que son incapaces de pronunciar correctamente este concepto pese a intentarlo una y otra vez. Es como esa palabra que está a punto de salir pero se queda atrapada contra la voluntad en algún lugar entre la mente y la punta de la lengua, enganchada en los prejuicios y el estigma gravados durante más de 150 años en el adn de una sociedad, y especialmente, de un colectivo que ha pagado el más alto precio por hacer de sus vidas espacios habitables más allá de la pura supervivencia: patologización y precariedad.

En los últimos años, diversos frentes del colectivo trans y asociaciones LGBT con políticas transversales, se han unido para ayudar a las instituciones en la pronunciación del concepto de la despatologización trans, mostrándoles recursos especialmente poderosos, entre los más destacados: derechos humanos, antiguas y nuevas leyes que protegen estos derechos, programas educativos que integran la diversidad, publicaciones que proponen marcos de referencia social y un modelo de atención a la salud para personas trans basado en la autodeterminación y la autonomía como pilares sólidos en la construcción natural identitaria de cualquier persona. En el proceso de implementación de este nuevo modelo de salud está siendo especialmente complicado convertir las buenas palabras en hechos coherentes con la esencia social que se pretende.

Se hace evidente pues, que la despatologización trans debe trabajarse desde un paradigma social si se tiene en cuenta que la transexualidad es una realidad en cuanto a diversidad social. Por tanto, no es la institución médica, paradigma de la patología, el lugar idóneo para llevar a cabo este fin. El marco de referencia científico que estableció la transexualidad como una categoría clínica, está demasiado alejado de la perspectiva psicosocial y por tanto, no puede ser reformulada como una diversidad social por el propio estamento médico. Carece de la mirada necesaria para ello. La Plataforma Trans*forma la Salut consciente de esto y conociendo en profundidad las necesidades sanitarias que tiene su propio colectivo, lleva más de dos años trabajando en un modelo integral de atención a la salud para personas trans que pueda fluir por canales comunes al resto de usuarios del sistema público de salud. Mientras se trabaja para que esto sea posible, su objetivo prioritario ha sido eliminar en la mayor medida prácticas médicas que presuponen la identidad trans como algo que debe ser cuestionado y validado a través de evaluación profesional médica. El objetivo en sí mismo no es por tanto despatologizar la transexualidad, sino concienciar a los profesionales de esta perspectiva social para poder dar una correcta atención a las personas trans, y de esta forma, lograr que cesen las prácticas patologizadoras de los últimos 10 años que imponían una única manera de hacer, ser y sentir a las personas trans. Poniendo especial atención en un nuevo modelo que no evalúe sino que acompañe a estas personas en sus necesidades en cuanto a salud, que sea público y de calidad y lo haga respetando la libre autodeterminación y autonomía en las decisiones de sus usuarios. Un modelo, en definitiva, que minimice los daños y el impacto negativo que tiene la patologización de la transexualidad en el propio colectivo, mientras la despatologización no sea una realidad social palpable. Y todo esto no como una solución per se, sino como una pieza más en el complejo ensamblaje de la despatologización trans.

En el último año se ha logrado la aceptación por parte del departamento de salud de que la identidad de género es una cuestión de autodeterminación personal, y que la despatologización sucede cuando esta autodeterminación no está sujeta a evaluación ni validación psicopsiquiátrica y por tanto es válida por sí misma; que las decisiones en los procesos o tránsitos se deben tomar de forma autónoma e informada sin ningún tipo de presión y/o sesgo; que los ritmos implicados en estos procesos deben ser individualizados como corresponde a algo tan íntimo y personal; que no hay garantías de acierto para profesionales en cuanto a resultados como no la hay en cuanto a cualquier otro proceso evolutivo que conforme la identidad de una persona; que no existen hojas de ruta ni directrices o patrones en los procesos de formación de género; que las expresiones de género y los roles son subjetividades particulares de cada sujeto y que no definen ni garantizan la autenticidad del género; el reconocimiento de menores trans con sus necesidades específicas, y por último, que la complejidad médica en referencia a las personas trans es fruto de la falta de información y los prejuicios más que del proceso en sí mismo.

El camino de la despatologización trans implica no solo un cambio en las viejas estructuras que componen la sociedad sino también un cambio de paradigma para dar espacio a una perspectiva abierta a la diversidad y a la diferencia. Significa también una mirada hacia dentro a través de la historia para entender y sacudir antiguas creencias y dar paso a nuevas maneras de entendernos y mostrarnos, reformulando las preguntas e interpretando de nuevo los datos. Y pasa, especialmente, por recuperar y crear nuevas alianzas para encontrar espacios comunes en los que reconocernos en las diferencias.

Por todo esto la cuestión trans no solo implica a las personas trans. Aquí no se evalúa exclusivamente la aceptación de la variabilidad de género fuera de la norma, sino todas aquellas características que nos diferencian de los demás y nos hacen únicos, y que tienen que estar ocultas en un armario por miedo al rechazo. Por eso, cuando nos ponemos ante cualquier forma de comisión constituida por personas “normales” que están en el poder y que evalúan si la despatologización trans es posible y necesaria, me pregunto si son conscientes de que no solo está en juego la aceptación de la identidad trans como una diversidad social, sino que aquí se está juzgando si la diversidad del ser humano como ser social, cualquiera que sea, la tuya o la mía, tiene cabida en este mundo.


Artículo y link, en catalàn:

https://directa.cat/actualitat/des-pa-lo-git-za-cio-trans-afasia-institucional-quan-coneixes-paraula-pero-no

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