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V CURSO DE
CIRUGÍA PROTÉSICA PARA LA DISFUNCIÓN ERÉCTIL
Y
RECONSTRUCTIVA GENITAL
Barcelona, 12 - 13 de marzo de 2018 - Hospital
Universitari de Bellvitge
Bloque 4. IDENTIDAD
DE GÉNERO Y REASIGNACIÓN GENITAL QUIRÚRGICA
Moderadores:
Dr. Antonio Becerra Fernández / Dr. Eduard Ruiz Castañé / Dra. Anna López Ojeda.
Ponentes: Dra. Rosa Almirall Oliver, Dr. Vicent Casoli y
Dr. Jean - Etienne Terrier
Intervención
de 10’ de Nac Bremón
Los 30 primeros segundos voy a dedicarlos a agradecer a Rosa Almirall del
servei Trànsit, el haber cedido una
parte de su tiempo en este espacio, a una voz trans. Agradecerle también que
este gesto me ahorra invertir parte de este reducido tiempo en aclarar un
concepto tan importante para el colectivo trans y al mismo tiempo tan confuso
para muchos profesionales relacionados con esta cuestión, como es el término
transpositivo. Este gesto es, básicamente, el de un profesional transpositivo.
En los siguientes minutos voy a hablar como miembro activo de Trans*forma
la salut, plataforma que aglutina más de 12 asociaciones trans o
transinclusivas de Cataluña, trabajando por un cambio de paradigma en la
atención sanitaria para personas trans, a través de un nuevo modelo de salud
con práctica y carácter despatologizador, que demanda un cambio profundo,
necesario, real y apremiante. Pero esta vez, teniendo en cuenta las diferentes
experiencias vitales y la diversidad de identidades trans binarias y no
binarias, que nunca estuvieron presentes en el debate para la creación de los
estándares médicos en cuanto a transexualidad.
Desde este lugar,
quiero cuestionar las políticas administrativas e institucionales que complican
enormemente las vidas de las personas trans y hacen que estas vidas sean
precarias e inhabitables sino se adecúan social, física y psicológicamente, a
las exigencias homogeneizadoras del discurso sobre transexualidad dominado por
la medicina.
Y desde este
lugar también, como miembro de una plataforma que aglutina una gran diversidad
de voces, vivencias, pensamientos, necesidades y perspectivas trans diferentes
dentro del propio colectivo, reconocer que existe una necesidad palpable en
cuanto a la modificación quirúrgica de esos cuerpos. Si bien, creo necesario
contextualizar y problematizar esa demanda, especialmente en cuanto a
generaciones futuras.
Ahora, como persona trans y desde un punto
de vista mucho más crítico quiero plantear una serie de cuestiones que me
parecen imprescindibles en un contexto como este.
El discurso
médico de finales del XIX, fijó las bases en la manera de entender la transexualidad
mostrándola al mundo como una categoría clínica o una enfermedad que podía ser
corregida y debía ser curada, a través de una adecuación psicológica y diferentes
modificaciones corporales. De este modo, lo que en realidad era una diversidad
social en cuanto a una manera subjetiva de percibir y reproducir el género, se
convirtió en una patología definida y controlada plenamente por el estamento
médico, a través del cual podía ser resuelta.
El tratamiento de
la cuestión trans como algo congénito y patológico situado dentro de un
paradigma biomédico, permitió en aquellos años y de una manera conveniente, por
un lado, reformular la legislación que condenaba y perseguía la expresión transgénero
en nombre de un orden social binario, bajo la lógica razonable de que lo que es
innato no puede ser perseguido ni castigado; y por otro lado y teniendo en
cuenta que la enfermedad es la legitimación de la intervención médica, permitió
el acceso a unos tratamientos médicos como único medio para lograr la
integración de estas personas cuya invisibilización les concedería el derecho a
participar plenamente en la vida social.
Todo este
discurso se asienta sobre unos estudios clínicos poco representativos y
caducos, lo que ha sido reconocido por el propio estamento médico, pero no ha
ocurrido lo mismo con las prácticas médicas que han sido consecuencia directa
de esta manera de entender la cuestión trans y continúan siendo válidas a día
de hoy. Por poner un ejemplo, las narrativas de personas transgénero que hablan
de experimentar placer sexual a través de sus cuerpos sin modificar, dificultan
las expectativas médicas de diagnosticar disforia de género y en consecuencia,
el acceso a los recursos sanitarios en su condición trans, siendo este uno de
los principales motivos por los que algunas personas trans niegan sentir placer
sexual o directamente inhiben su sexualidad.
Este discurso
sentó las bases de la percepción social de las personas trans respecto a sí
mismas a la hora de interpretar su situación de diversidad centrándose en el
concepto destructivo del “cuerpo equivocado”. Expresiones tales como “nacer en
el cuerpo equivocado”, “sentirte en un cuerpo extraño”, “estar encerrado en un
cuerpo que no te identifica”, etc -en definitiva, mil maneras de enseñarte a
odiar y despreciar tu cuerpo- conforman la realidad trans en la que construímos
nuestras identidades diversas intentando adecuar nuestros cuerpos a las tendencias
homogeneizadoras de un sistema hegemónico binarista, en el que no cabe la
diversidad sino como “anomalía corregible”. Como hasta hace muy poco en la
práctica intersex, los cuerpos que no tenían las medidas anatómicas formales se
cortaban, literalmente, para que encajaran en estos estándares.
En definitiva,
todos cuerpos heréticos que deben ser corregidos y transformados al no
responder a los parámetros válidos de un sistema sexo/género binario que atiende exclusivamente a
los cuerpos normativos y a las experiencias centradas en las personas que no son
trans.
En este punto
quiero hacer un pequeño paréntesis para reproducir una pregunta que plantea
Sandy Stone en su “Manifiesto Post Transexual” de 1991: “¿Quién está narrando
la historia de quién y cómo pueden los narradores diferenciar entre la historia
que narran y la historia de la que son testigos?”
Este escenario da
lugar a la demanda de intervenciones extremadamente complejas como pueden ser
las intervenciones de modificación genital que se autoperciben y se muestran como
solución a las vidas invivibles de algunas personas trans. Los mensajes
recibidos en torno al cuerpo “equivocado”, junto al miedo al rechazo social y
familiar, el miedo a la soledad, a experiencias sexuales en condiciones de
diversidad, a quedarse fuera, a no encajar, a no encontrar pareja, trabajo,… en
definitiva, el miedo a no poder construir una vida habitable, o simplemente y como
dice Butler, a tener una vida antes de la muerte, lleva a cierto número de
personas a buscar soluciones drásticas y a pagar el más alto precio.
Por otro lado, me
parece necesario interferir en los protocolos médicos que administran los
cuerpos trans, poniendo sobre la mesa el desplazamiento que hacen los
profesionales con la sexualidad transgénero. Quiero recordar que las personas
trans tienen un cuerpo sexuado y una vida sexual que en base a la
autoaceptación de su propio cuerpo, perfectamente válido y funcional, puede
llegar a ser plenamente satisfactoria. Existen múltiples testimoniales de
hombres trans que hablan de su experiencia a la hora de comprender y aceptar
sus cuerpos, y de la agencia para construir y disfrutar de su sexualidad a
través de la resignificación erótica de sus partes, creando nuevas narrativas
que responden a experiencias placenteras transgénero que además dan un nuevo
sentido a las masculinidades trans y cis. Reproduzco la narrativa de un hombre trans extraída de
la investigación del Dr. J.R. Latham que es, además, una persona trans masculina:
“Cuando le digo a la gente que realmente disfruto físicamente de la penetración,
se asustan. Yo soy muy masculino después de todo. Aún así, la diosa me bendijo
con tener un orificio extra que se siente bien cuando se penetra correctamente.
Sin embargo, no tengo ninguna asociación de género con esta parte de mi cuerpo.
En realidad, a menudo lo masculinizo llamándolo mi “manpussy” o “boycunt” y así
sucesivamente. Así que para mí, significa muy poco ser penetrado, excepto que a
menudo es bastante placentero. Lo cambiaría por un pene cualquier día, pero es
lo que tengo y elijo no odiarlo. Después de todo, es parte de la experiencia
transmasculina en mi mente” (Nutini, 2008: 172)
Es pues apremiante
romper con la errónea creencia de que la experiencia sexual no forma parte de
las vidas trans, y recordar que el género y la práctica sexual pueden ser múltiples y diversas.
Para finalizar
quiero resumir brevemente 4 objetivos:
1- Que la intención
directa de todo esto es dar a conocer en este contexto clínico una serie de cuestiones que atraviesan
profundamente a las personas trans, y si bien el objetivo no es extraer ningún
tipo de conclusiones o buscar soluciones en torno a ello porque ni es el
momento ni es el lugar, sí lo es lograr en la medida que sea un cuestionamiento
de los profesionales en cuanto a sus discursos sobre el hecho trans. Romper
estigmas y prejuicios y favorecer el entendimiento de que la solución pasa por
educar a la sociedad en la diversidad, informar a los profesionales de la
realidad trans en primera persona, cuestionar los antiguos discursos médicos
que patologizan los cuerpos y las identidades trans para poder generar otros nuevos
entre todos que NO lleven a futuras generaciones de personas trans a aborrecer
sus cuerpos, sino a aceptarlos favoreciendo experiencias trans que puedan, además,
enriquecer al resto de la sociedad.
2- Que la
intención no es negar la necesidad de demanda de faloplastias por parte de la
comunidad trans. Que esa demanda existe y como tal, partiendo del principio
básico de autodeterminación y autonomía en las decisiones de las personas trans,
debe ser respondida con todas las garantías.
3- Plantear cuál
es el concepto que lxs profesionales de la cirugía tienen sobre las personas
trans y cómo esa visión puede incidir negativa o positivamente en sus
intervenciones a estas personas.
4-Que la
faloplastia no debe plantearse como solución a los diferentes problemas de
posicionamiento social y autoestima en cuanto a transexualidad sino como un recurso de alto
riesgo que debe contemplarse como tal. Y que se hace condición indispensable
facilitar información honesta, real y veraz sobre sus diferentes consecuencias
en cuanto a funcionalidad, sensibilidad, calidad de vida posterior y posibles
complicaciones. Y que todo esto debe realizarse con los estándares más
exigentes en cuanto a calidad, seguridad y resultados anteponiendo la máxima de
“Primum non nocere”.
En este congreso
se presentarán los nuevos avances en faloplastia como un gran éxito para la
ciencia médica, pero paradójicamente y desde un punto de vista crítico, representará
un gran fracaso social en cuanto a la diversidad de los cuerpos y la
supervivencia de las múltiples identidades transgénero no binarias. En
definitiva, representa un golpe a la visibilidad de la diversidad humana en su
potencial más amplio y creativo.
Wooow, molt bona, boníssima intervenció, Nac. Un zasca a tot l'estament mèdic, assumint que tinguin orella per sentir-ho. Em pregunto quants d'ells havien assistit mai a una intervenció/xerrada d'una persona trans. Bona també la menció a Sandy Stone.
ResponderEliminarSubscric al 100%.
Una reflexión muy necesaria en un escenario complicado aunque receptivo. Enhorabuena Nac!!!
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