martes, 13 de marzo de 2018

INTERVENCIÓN 10' CURSO CIRUGÍA PROTÉSICA - BLOQUE FALOPLASTIAS


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V CURSO DE CIRUGÍA PROTÉSICA PARA LA DISFUNCIÓN ERÉCTIL
Y RECONSTRUCTIVA GENITAL
Barcelona, 12 - 13 de marzo de 2018 - Hospital Universitari de Bellvitge

Bloque 4. IDENTIDAD DE GÉNERO Y REASIGNACIÓN GENITAL QUIRÚRGICA
Moderadores: Dr. Antonio Becerra Fernández / Dr. Eduard Ruiz Castañé / Dra. Anna López Ojeda. Ponentes: Dra. Rosa Almirall Oliver, Dr. Vicent Casoli y Dr. Jean - Etienne Terrier

Intervención de 10’ de Nac Bremón

Los 30 primeros segundos voy a dedicarlos a agradecer a Rosa Almirall del servei  Trànsit, el haber cedido una parte de su tiempo en este espacio, a una voz trans. Agradecerle también que este gesto me ahorra invertir parte de este reducido tiempo en aclarar un concepto tan importante para el colectivo trans y al mismo tiempo tan confuso para muchos profesionales relacionados con esta cuestión, como es el término transpositivo. Este gesto es, básicamente, el de un profesional transpositivo.

En los siguientes minutos voy a hablar como miembro activo de Trans*forma la salut, plataforma que aglutina más de 12 asociaciones trans o transinclusivas de Cataluña, trabajando por un cambio de paradigma en la atención sanitaria para personas trans, a través de un nuevo modelo de salud con práctica y carácter despatologizador, que demanda un cambio profundo, necesario, real y apremiante. Pero esta vez, teniendo en cuenta las diferentes experiencias vitales y la diversidad de identidades trans binarias y no binarias, que nunca estuvieron presentes en el debate para la creación de los estándares médicos en cuanto a transexualidad.

Desde este lugar, quiero cuestionar las políticas administrativas e institucionales que complican enormemente las vidas de las personas trans y hacen que estas vidas sean precarias e inhabitables sino se adecúan social, física y psicológicamente, a las exigencias homogeneizadoras del discurso sobre transexualidad dominado por la medicina.

Y desde este lugar también, como miembro de una plataforma que aglutina una gran diversidad de voces, vivencias, pensamientos, necesidades y perspectivas trans diferentes dentro del propio colectivo, reconocer que existe una necesidad palpable en cuanto a la modificación quirúrgica de esos cuerpos. Si bien, creo necesario contextualizar y problematizar esa demanda, especialmente en cuanto a generaciones futuras.

Ahora, como persona trans y desde un punto de vista mucho más crítico quiero plantear una serie de cuestiones que me parecen imprescindibles en un contexto como este. 

El discurso médico de finales del XIX, fijó las bases en la manera de entender la transexualidad mostrándola al mundo como una categoría clínica o una enfermedad que podía ser corregida y debía ser curada, a través de una adecuación psicológica y diferentes modificaciones corporales. De este modo, lo que en realidad era una diversidad social en cuanto a una manera subjetiva de percibir y reproducir el género, se convirtió en una patología definida y controlada plenamente por el estamento médico, a través del cual podía ser resuelta.

El tratamiento de la cuestión trans como algo congénito y patológico situado dentro de un paradigma biomédico, permitió en aquellos años y de una manera conveniente, por un lado, reformular la legislación que condenaba y perseguía la expresión transgénero en nombre de un orden social binario, bajo la lógica razonable de que lo que es innato no puede ser perseguido ni castigado; y por otro lado y teniendo en cuenta que la enfermedad es la legitimación de la intervención médica, permitió el acceso a unos tratamientos médicos como único medio para lograr la integración de estas personas cuya invisibilización les concedería el derecho a participar plenamente en la vida social.

Todo este discurso se asienta sobre unos estudios clínicos poco representativos y caducos, lo que ha sido reconocido por el propio estamento médico, pero no ha ocurrido lo mismo con las prácticas médicas que han sido consecuencia directa de esta manera de entender la cuestión trans y continúan siendo válidas a día de hoy. Por poner un ejemplo, las narrativas de personas transgénero que hablan de experimentar placer sexual a través de sus cuerpos sin modificar, dificultan las expectativas médicas de diagnosticar disforia de género y en consecuencia, el acceso a los recursos sanitarios en su condición trans, siendo este uno de los principales motivos por los que algunas personas trans niegan sentir placer sexual o directamente inhiben su sexualidad.

Este discurso sentó las bases de la percepción social de las personas trans respecto a sí mismas a la hora de interpretar su situación de diversidad centrándose en el concepto destructivo del “cuerpo equivocado”. Expresiones tales como “nacer en el cuerpo equivocado”, “sentirte en un cuerpo extraño”, “estar encerrado en un cuerpo que no te identifica”, etc -en definitiva, mil maneras de enseñarte a odiar y despreciar tu cuerpo- conforman la realidad trans en la que construímos nuestras identidades diversas intentando adecuar nuestros cuerpos a las tendencias homogeneizadoras de un sistema hegemónico binarista, en el que no cabe la diversidad sino como “anomalía corregible”. Como hasta hace muy poco en la práctica intersex, los cuerpos que no tenían las medidas anatómicas formales se cortaban, literalmente, para que encajaran en estos estándares.

En definitiva, todos cuerpos heréticos que deben ser corregidos y transformados al no responder a los parámetros válidos de un sistema sexo/género binario que atiende exclusivamente a los cuerpos normativos y a las experiencias centradas en las personas que no son trans.

En este punto quiero hacer un pequeño paréntesis para reproducir una pregunta que plantea Sandy Stone en su “Manifiesto Post Transexual” de 1991: “¿Quién está narrando la historia de quién y cómo pueden los narradores diferenciar entre la historia que narran y la historia de la que son testigos?”

Este escenario da lugar a la demanda de intervenciones extremadamente complejas como pueden ser las intervenciones de modificación genital que se autoperciben y se muestran como solución a las vidas invivibles de algunas personas trans. Los mensajes recibidos en torno al cuerpo “equivocado”, junto al miedo al rechazo social y familiar, el miedo a la soledad, a experiencias sexuales en condiciones de diversidad, a quedarse fuera, a no encajar, a no encontrar pareja, trabajo,… en definitiva, el miedo a no poder construir una vida habitable, o simplemente y como dice Butler, a tener una vida antes de la muerte, lleva a cierto número de personas a buscar soluciones drásticas y a pagar el más alto precio.

Por otro lado, me parece necesario interferir en los protocolos médicos que administran los cuerpos trans, poniendo sobre la mesa el desplazamiento que hacen los profesionales con la sexualidad transgénero. Quiero recordar que las personas trans tienen un cuerpo sexuado y una vida sexual que en base a la autoaceptación de su propio cuerpo, perfectamente válido y funcional, puede llegar a ser plenamente satisfactoria. Existen múltiples testimoniales de hombres trans que hablan de su experiencia a la hora de comprender y aceptar sus cuerpos, y de la agencia para construir y disfrutar de su sexualidad a través de la resignificación erótica de sus partes, creando nuevas narrativas que responden a experiencias placenteras transgénero que además dan un nuevo sentido a las masculinidades trans y cis. Reproduzco la narrativa de un hombre trans extraída de la investigación del Dr. J.R. Latham que es, además, una persona trans masculina:

Cuando le digo a la gente que realmente disfruto físicamente de la penetración, se asustan. Yo soy muy masculino después de todo. Aún así, la diosa me bendijo con tener un orificio extra que se siente bien cuando se penetra correctamente. Sin embargo, no tengo ninguna asociación de género con esta parte de mi cuerpo. En realidad, a menudo lo masculinizo llamándolo mi “manpussy” o “boycunt” y así sucesivamente. Así que para mí, significa muy poco ser penetrado, excepto que a menudo es bastante placentero. Lo cambiaría por un pene cualquier día, pero es lo que tengo y elijo no odiarlo. Después de todo, es parte de la experiencia transmasculina en mi mente” (Nutini, 2008: 172)

Es pues apremiante romper con la errónea creencia de que la experiencia sexual no forma parte de las vidas trans, y recordar que el género y la práctica sexual pueden ser múltiples y diversas.

Para finalizar quiero resumir brevemente 4 objetivos:

1- Que la intención directa de todo esto es dar a conocer en este contexto clínico una serie de cuestiones que atraviesan profundamente a las personas trans, y si bien el objetivo no es extraer ningún tipo de conclusiones o buscar soluciones en torno a ello porque ni es el momento ni es el lugar, sí lo es lograr en la medida que sea un cuestionamiento de los profesionales en cuanto a sus discursos sobre el hecho trans. Romper estigmas y prejuicios y favorecer el entendimiento de que la solución pasa por educar a la sociedad en la diversidad, informar a los profesionales de la realidad trans en primera persona, cuestionar los antiguos discursos médicos que patologizan los cuerpos y las identidades trans para poder generar otros nuevos entre todos que NO lleven a futuras generaciones de personas trans a aborrecer sus cuerpos, sino a aceptarlos favoreciendo experiencias trans que puedan, además, enriquecer al resto de la sociedad.

2- Que la intención no es negar la necesidad de demanda de faloplastias por parte de la comunidad trans. Que esa demanda existe y como tal, partiendo del principio básico de autodeterminación y autonomía en las decisiones de las personas trans, debe ser respondida con todas las garantías.

3- Plantear cuál es el concepto que lxs profesionales de la cirugía tienen sobre las personas trans y cómo esa visión puede incidir negativa o positivamente en sus intervenciones a estas personas.

4-Que la faloplastia no debe plantearse como solución a los diferentes problemas de posicionamiento social y autoestima en cuanto a transexualidad sino como un recurso de alto riesgo que debe contemplarse como tal. Y que se hace condición indispensable facilitar información honesta, real y veraz sobre sus diferentes consecuencias en cuanto a funcionalidad, sensibilidad, calidad de vida posterior y posibles complicaciones. Y que todo esto debe realizarse con los estándares más exigentes en cuanto a calidad, seguridad y resultados anteponiendo la máxima de “Primum non nocere”.


En este congreso se presentarán los nuevos avances en faloplastia como un gran éxito para la ciencia médica, pero paradójicamente y desde un punto de vista crítico, representará un gran fracaso social en cuanto a la diversidad de los cuerpos y la supervivencia de las múltiples identidades transgénero no binarias. En definitiva, representa un golpe a la visibilidad de la diversidad humana en su potencial más amplio y creativo.







2 comentarios:

  1. Judith Juanhuixmarzo 13, 2018

    Wooow, molt bona, boníssima intervenció, Nac. Un zasca a tot l'estament mèdic, assumint que tinguin orella per sentir-ho. Em pregunto quants d'ells havien assistit mai a una intervenció/xerrada d'una persona trans. Bona també la menció a Sandy Stone.
    Subscric al 100%.

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  2. Una reflexión muy necesaria en un escenario complicado aunque receptivo. Enhorabuena Nac!!!

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